jueves, 9 de septiembre de 2010

Ecos

En un tiempo anterior a todos, cuando el mundo era Antiguo, lo intangible era tangible, lo invisible visible, y lo increíble real. La propia realidad era compleja, y el mero hecho de existir tenía un significado completo.

No hay recuerdos de ese tiempo, y cualquier documento se ha perdido. Pocos indicios quedan ya de aquellos días, y muy pocos supervivientes permanecen.

Ya nadie conoce sus nombres...

Y sus sobrenombres se han transformado en leyendas, y luego han sido olvidados. Sólo entre ellos se recuerdan, aunque nunca se hayan visto...

Y así continúan. Aislados del tiempo, de la lluvia, del cambio de los vientos, del hambre y el ayuno, y de cualquier compañía agena a sí mismos o a sus existencias. Ya que sólo hablan el idioma de quienes han estado ahí desde siempre y por siempre. son los únicos testigos de la realidad absoluta, y del degenerar de los milenios. Todo lo han visto. Todo lo ven, y verán. Son meros espectadores de devenires y sucesos, mudos, puesto que nunca antes han intervenido en el transcurso de los años, o la evolución del mundo. Para ellos, el día o la noche, les es indiferente.

Ellos, los que no tienen nombre. Los que perduran. Reciben un nombre genérico, que muy pocos conocen.

Antiguos.

                                                         Libro Negro: De los seres anteriores. 1997.

1 comentario:

ifigenia dijo...

¡Me ha encantado! Sin ser poesía tiene su ritmillo el texto.

Sobre todo esta frase, si fuese un libro la copiaría inmediatamente para frases estelares, ;).

"Ya que sólo hablan el idioma de quienes han estado ahí desde siempre y por siempre. son los únicos testigos de la realidad absoluta, y del degenerar de los milenios"