lunes, 11 de octubre de 2010

El Secreto Sibilante (última parte)

Empezamos a entender el paso del tiempo. Las noches y los días. Los sonidos, el movimiento. Lo tangible y lo intangible. Siguieron mezclándose los unos con los otros, ellos, nosotros, todos... menos yo. Permanecí ageno a todo, viendo como los demás cambiaban, vivían, morían, aparecían y desaparecían. No dejaban rastro y llegó un momento en el que nada tenía sentido para mí. Descubrí otras formas de percibir el mundo. El tacto, el olor y la vista. Ésta última hizo que todo estuviese más claro, pero también me embotó parte de la mente. Y la muerte lo cubrió todo.
    Los nuestros tuvieron que ocupar los territorios del agua. Los Dragones desaparecieron casi en su totalidad. Pasó el tiempo, y evolucionamos. Nos civilizamos. Se olvidaron de cómo empezó todo. Se olvidaron de mí. Su pensamiento se volvió plano y simple. Empezaron a hacerse fuertes y los que no pudieron adaptarse, tuvieron que huir al exilio. Para mantener su nivel de vida, recogían la luz y otras energías con grandes y complejos sistemas que se extendían por todo el mundo. Se volvieron recelosos y desconfiados. Para proteger éstos complejos, recogieron lo que quedaba de los Dragones, y crearon los "guerreros". Con ellos, la perdición de los Antiguos.

2 comentarios:

ifigenia dijo...

Nada, y yo que había llegado a la conclusión de que eran el día y la noche que uno moría para dar paso al otro, y ahora eso no me cuadra para nada, en fin, esperaré una explicación de la autora ^^.

Besos

CarloZ dijo...

Uhmmm... A mi me dejo con muchas dudas... Quiero saber a que se refiere... :D

P.D: Es ajeno... Pero no se lo dire a nadie mas...